La atracción de la escalada deportiva
1.- Como oportunidad para mejorar los
estándares y técnicas de escalada, porque es más probable hacerlo en una subida
con protección fija ya que el escalador se concentra plenamente en los
movimientos de escalada, sin la carga de un rack de equipo y sin la preocupación
de tener que instalar correctamente los seguros, en su lugar puede concentrarse
y deleitarse en hacer frente a la dificultad absoluta y al movimiento puro.
2.- En escalada deportiva es más probable que
el escalador pueda experimentar la diversión de la escalada, libre del miedo a
las caídas.
3.- La escalada deportiva permite a los
jóvenes escaladores iniciarse escalando bajo techo para dar el primer paso en la roca natural
con mayor confianza y seguridad. El joven escalador puede entonces ampliar su
experiencia de escalada, aprendiendo todo sobre la escalada de aventura,
siempre y cuando hayan quedado rocas en su estado natural, necesarias para ese
fin.
4.- La popularidad de la escalada deportiva
aporta empleo en las zonas de montaña. Los que
principalmente se benefician económicamente no solo son Guardianes y Guías,
sino también a todos los que normalmente beneficia el turismo de montaña.
5.- Varias organizaciones encuentran la
escalada deportiva de gran ayuda en la consecución de sus objetivos, tal como
grupos de rescate de montaña, educadores y otras personas que utilizan la
escalada como un antídoto contra el comportamiento anti-social, la lucha contra
la obesidad, etc.
Los beneficios de la escalada de aventura: (donde el escalador tiene que proteger su propia vida)
1.- Desarrollar el sentido de la
responsabilidad, especialmente para los jóvenes. “Las vías de escalada con poca
protección requieren una medida especial de concentración y compromiso de los
escaladores por su propia seguridad y la de su pareja”. (Página 5, Taladrar o
no ser)
Obteniendo mayor satisfacción personal de tales subidas ya que existe una mayor
demanda del ingenio del escalador y del ejercicio de su imaginación.
2.- Apreciar el uso de esos recursos limitados
ya que cada acto de auto-protección es diferente del anterior.
3.- El noble arte de la auto-protección lleva
al escalador a una más íntima relación con la roca ya que por necesidad la
escalada se vuelve más creativa y comprometida con el medio rocoso. Para el primero
que tiene que gestionar su propia protección, como escribió en un ensayo el
americano John Long "no solo es una prueba del espíritu... sino que
también ofrece mayores recompensas en términos de intensidad y recuerdos
duraderos. Los escaladores que se limitan estrictamente a chapar y seguir rutas
se privan de las mejores sensaciones que la escalada puede ofrecer”.
4.- Hay quienes consideran una forma de arte
las nuevas rutas en estilo tradicional hechas por los pioneros. Esto es lo que
a Duncan Ferguson, un escalador muy conocido en Colorado, lo movió a escribir
al enterarse que se habían instalado unos parabolts junto a una vía clásica de
hielo: "está en la naturaleza de la comunidad mundial de escalada que la
visión y arte de los primeros en subir debe ser respetado y celebrado, porque
es un tangible reflejo del potencial de ese ser humano en ese momento en el
tiempo. Nos corresponde a nosotros respetar la altura de esa obra o dejarla de
lado como un punto maravilloso de inspiración o una réplica de humanidad – muy a
menudo sucederán ambas cosas al mismo tiempo".
5.- Los que tienen un sentido de la historia
apreciarán escalar una ruta clásica sólo si
permanece inalterada por el taladro, no devaluada por el ánimo de lucro o por
los cobardes que no podían subir a
afrontar el reto asumido por la pioneros valientes, como Mummery, Cassin,
Bonatti, André Roche, Max Niedermann, Alex Huber cuyas rutas brillan como un faro
a causa de la originalidad de la línea y la pureza de estilo.